El escritor nace a la vez que su texto, no está provisto de un ser que preceda o exceda su escritura, no es en absoluto el sujeto cuyo predicado sería el libro; no existe otro tiempo que el de la enunciación, y todo esto está escrito eternamente aquí y ahora.
Roland Barthes, "El susurro del lenguaje. Más allá de la palabra y la escucha"
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