una mecedora
se balancea
en la cadencia
de lo eterno

proyectándose
en la continuidad
de lo indecible

escribir el cuerpo  
con una palabra
que no comprenda
las preguntas

prendo la radio
hay un murmullo desconocido
no suena ese tema
que asfixia
como un estómago
hinchado
entonces 
puedo quedarme
escuchando

era sencillo perderse 
en su mirada:
tenía los ojos transparentes
como espejos
de barro

a veces
la piel
no es frontera

entonces
una palabra
me exilia

me convierte
en loca

pero
al revés

verte amanecer
cada domingo
abrazado a mi cintura

la vida se presenta 
con su nombre
en día sacro