lunes, septiembre 10, 2012

Escritos de luna(ticos)

La Tierra y la Luna - Auguste Rodin (1906)


Me prometo para algún día este mismo silencio, yo nos prometo lo que aprendí ahora. Sólo que para nosotros tendrá que ser de noche, pues somos seres húmedos y salados, somos seres del agua del mar y de lágrimas. Será también con los ojos enteramente abiertos de las cucarachas, pero sólo que será de noche, pues soy animal de grandes profundidades húmedas, no conozco el polvo de las cisternas secas, y la superficie de una roca no es mi hogar.
Somos criaturas que necesitan sumergirse en las profundidades para allí respirar, como el pez se sumerge en el agua para respirar, pero mis profundidades están en el aire de la noche. La noche es nuestro estado latente. Y es tan húmeda que nacen plantas... en la noche la ansiedad suave se transmite a través del hueco del aire, el vacío es un medio de transporte.Sí, para nosotros no será el amor en el desierto diurno. Somos los que nadan, el aire de la noche es encharcado y dulce, y nosotros somos salados, pues sudar es nuestra exhalación. Hace mucho tiempo fui diseñada contigo en una caverna, y contigo nadé en sus profundidades oscuras hasta hoy, nadé con mis innumerables cilios - yo era el petróleo que recién hoy brotó. Sonámbula como el petróleo que finalmente brota.
Juro que así es el amor. Lo sé, sólo porque estuve allí sentada y lo fui conociendo. Solamente a la luz de la cucaracha sé que todo lo que nosotros dos tuvimos antes ya era amor. Fue necesario que la cucaracha me doliera tanto como si me arrancasen las uñas - y entonces no soporté más la tortura y estoy confesando, estoy delatando. No soporté más y estoy confesando que ya sabía una verdad que nunca tuvo utilidad y aplicación, y que tendría miedo de aplicar, pues no soy lo bastante adulta para saber usar una verdad sin destruirme.
Si pudieras saber a través de mí, sin antes tener que ser torturado, sin antes tener que ser desmembrado por la puerta de un armario, sin que antes te rompan tus envoltorios de miedo que con el tiempo se fueron secando y volviéndose envoltorios de piedra, así como los míos tuvieron que ser rotos con la fuerza de una tenaza para que yo pudiera llegar al tierno neutro mío...Cuando una persona es el propio núcleo, ella no tiene más divergencias. Entonces ella es la solemnidad de sí misma, y no tiene más miedo de consumirse al servir al ritual consumidor - el ritual es el propio procesarse de la vida del núcleo, el ritual no es exterior a él: el ritual es inherente a sí mismo. La cucaracha tiene su ritual en su célula. El ritual - cree en mí porque pienso que estoy aprendiendo- el ritual es la marca de Dios. Y cada hijo ya nace con el mismo ritual.

Clarice Lispector, La pasión según G.H.

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