martes, agosto 29, 2017

Teníamos sólo 20 pesos. Necesitábamos, con una urgencia que no comprendíamos, comprar dos pasajes en avión. Irnos rápido de Mendoza, no hablarnos más.Yo le dije, como en transe, un poco gritando:

-¡Jugále todo al 34! ¡Dale! ¡Ponéle todo al 34! ¡Un pleno!

Emiliano me miró desconfiado. Puso algunas fichas al 34, pero en cuartos. Otras las repartió por ahí.

-¡Se va!, gritó el croupier.

Unos segundos más tarde, anuncia: - ¡Rojo el 34!

Enojadísima, le digo a Emanuel que cómo, que por qué no me hizo caso, ¡si yo sabía!, ¡le había dicho lo que sabía!
Comprendí que no podía exigirle nada, ni siquiera eran míos esos pocos pesos apostados. Él me había invitado la cena y el hospedaje, el transporte hacia los viñedos de la tarde, la entrada al casino, ¿con qué cara le iba a reclamar una apuesta?

No hay comentarios :

Publicar un comentario